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lunes, 15 de febrero de 2010

TODO LO BUENO, SE HACE LENTAMENTE

Componga una noticia con el texto de Mark Sommer, "Todo lo bueno, se hace lentamente". Tome en consideración varios factores para definir el lead y el orden de prioridades del desarrollo del texto. (Si fallara esta dirección, el texto puede encontrarse también en Mondongopres).

El ejercicio debe hacerse en el salón, en forma individual, imprimirse y publicarse en esta entrada del blog "4001" como "comentario". Todo en la hora de la clase. La copia impresa debe colocarse en el apartado del profesor ubicado en la Recepción de la Escuela.

Recuerde: se trata de una nota informativa breve, en consonancia con el estilo informativo: por lo general, más directo y más preciso, pero al que puede y debe aplicarse su capacidad interpretativa (que no es lo mismo que "comentario").

Después de leer detenidamente, antes que nada, hágase estas preguntas y subraye:

1. ¿cuál es la novedad, dónde está el contraste fundamental?

2. ¿qué resulta más significativo?

3. pensando en contextualizar, ¿se puede añadir algo de Puerto Rico? Qué?


La noticia no debe extenderse más allá de 20 líneas o un máximo de 200 palabras. Para fines de identificación, se trata de un columnista que publica con International Press Services (IPS). Sugiera título.

25 comentarios:

  1. El desempleo aumenta la expectativa de vida de los estadounidenses.

    La tasa de mortalidad en Estados Unidos se reduce .5% por cada por ciento de aumento en el desempleo; así lo indica el artículo “Todo lo bueno se hace lentamente”, publicado por Mark Sommer para el portal de internet Oher News. Además de la merma en los valores de la bolsa, en América también han disminuido en un 20% “las víctimas fatales de accidentes de tránsito” y la contaminación ambiental. El desempleo ha hecho que la clase trabajadora reorganice sus prioridades hacia hábitos que incluyen una mejor alimentación, mejor comunicación y mayor trabajo voluntario entre los estadounidenses.
    La reducción a un promedio de 33 horas en la jornada de trabajo ha atenuado el estilo de vida de la nación americana, antes sujeto al estrés impuesto por el poder económico. En Puerto Rico, las jornadas también se han reducido. Sin embargo, aunque el “rat race” en la isla no compare al de Wall Street, los cortes de pastelillo y la criminalidad aumentan y la salud pública disminuye.

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  2. Vivir lentamente

    Por: Julliana Castro

    RIO PIEDRAS, PUERTO RICO (IPS) La actual recesión económica que afecta a la mayoría de los países le ha dado un golpe bajo a la sociedad adicta a la velocidad, dado a que la tasa de desempleo ha invertido las prioridades de muchos trabajadores que, ahora, se ven forzados a vivir menos acelerados, a cocinar en casa, a cuidar los jardines y hasta recobrar el “arte de conversar”. Actualmente viajar es algo muy costoso para muchos, así que las personas se ven obligadas a permanecer en sus casas y por lo tanto, a vivir pausadamente.
    Se dice que el movimiento “slow food”, fundado en Italia por Carlo Petrini, quien abogaba por el arte de cocinar lentamente y el placer de saborear la comida, antecede este suceso. Asimismo, movimientos como "Recupere su tiempo", con base en Seattle, defienden que el impacto de la recesión económica sobre el modo de vivir, afecta de manera positiva a la salud personal y pública. Reducción en el impacto sobre el ambiente, menos casos de asma, menos accidentes de tránsito y reducción en la tasa de mortalidad, son sólo algunas de las maneras en que el ritmo pausado modifica a la sociedad.
    En Europa la “desaceleración” está un pie adelante que Estados Unidos, dado a que los conflictos de guerra y revoluciones que afectaron a Europa, despertaron el estilo de vida más reposado y se prevé que, con el declive de la superpotencia de Estados Unidos, vivir lentamente estará de moda muy pronto. Así que no se sorprenda, y mucho menos se asuste, si sale tarde de su casa y no encuentra tapón, si todo el mundo le saluda y le sonríe en la carretera y si los restaurantes de comida rápida comienzan a desaparecer; es normal: vivir lentamente está de moda.

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  3. Viendo el lado positivo en momentos de dificultad
    por: Shenti L. Rodríguez


    “Todas las cosas que valen la pena, hay que hacerlas lentamente”. Así se titula el artículo publicado por Mark Sommer en donde el autor expone los puntos positivos de llevar una vida más pausada. En momentos como los que actualmente vive Estados Unidos no todos pueden ver el lado positivo de una recesión económica, sin embargo, existen estadísticas que demuestran ciertos beneficios que se obtienen en este proceso.

    Según Sommer el desempleo y la recesión brindan tiempo a las personas para que enfoquen su vida en actividades que habían pasado a un segundo plano. “Durante la actual recesión en Estados Unidos ha habido un buen aumento de participantes en tareas voluntarias, un 40% de incremento en la jardinería hogareña y un 20% de disminución de víctimas fatales de accidentes de tránsito (10.000 menos muertos por año)”, éstas son algunas de las tendencias, señaladas en el artículo, que apuntan al beneficio del desempleo.

    En una vida acelerada y afanada por la búsqueda de riquezas muchas veces se dejan de disfrutar los “placeres simples de la vida” sin lograr evitar que ocurra la recesión. La actual situación del país y varios movimientos, tales como “Recupere su Tiempo”, impulsan a que se vuelva a retomar el disfrute por esos placeres.

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  4. El lado “green” de la recesión

    La crisis económica ayuda a mejorar la calidad y el tiempo de vida, al disminuir el paso acelerado con el que se vive le permite a las personas llevar a cabo actividades como la jardinería, así lo plantea el periodista Mark Sommer en su artículo Todo lo bueno, se hace lentamente.
    El estancamiento en la economía ha promovido una cultura de mayor conciencia en los residentes estadounidenses, la cual los ha impulsado a hacer labores que antes no les eran posibles. Sommer argumenta que “ha habido un buen aumento de participantes en tareas voluntarias, un 40% de incremento en la jardinería hogareña y un 20% de disminución de víctimas fatales de accidentes de tránsito (10.000 menos muertos por año)”.
    El desempleo, según Sommer, disminuye la contaminación ambiental y reduce, así, problemas respiratorios. Éste expone que “con un 10% de desempleo y un subempleo del 7%, la semana de trabajo promedio es hoy de 33 horas, el nivel más bajo desde 1964. Con menos vehículos en movimiento se registran menos contaminación ambiental y menos casos de asma”. Es decir, debido a que las personas están sin empleo, pueden ocupar su mente en actividades en su hogar, evitando el uso de su automóvil.
    Tal vez la crisis económica ayude a mejorar el calentamiento global si se trabaja menos y se siembra más y se mantienen las personas en sus hogares. Así que según Sommer, “la desaceleración es una oportunidad para bajar el ritmo y saborear cosas que se han perdido durante generaciones de febril actividad”.

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  5. Lentitud en nuestros días: ¿Es realmente posible?

    Ante la prisa y el desespero con que vivimos nuestros días, la calma y el sosiego no parecen ser opciones razonables, más aun cuando el tiempo es considerado como un elemento de valor monetario. En momentos tan fríos, donde la crisis social y económica existe en cada rincón del planeta, casi perdemos la sensibilidad, y con esto nuestra capacidad de saborear las experiencias que hacen satisfactoria nuestra vida. “Todo lo bueno se hace lentamente”, escrito por Mark Sommer, nos muestra una realidad latente en nuestra población a nivel mundial, dejándonos saber, a la vez, que no se debe rechazar la tecnología ni a las cosas o aparatos novedosos, sino que debe existir un sano equilibrio entre “rápido y lento, entre movimiento y quietud” para vivir plenamente en medio de tanta prisa.

    Las estadísticas que ofrece Sommer en su lectura, nos hace analizar y re-pensar nuestra actitud altamente capitalista, que muchas veces puede poner en riesgo nuestra calidad de vida. Según esta lectura, ante la recesión, ha habido una reducción de 20% en los accidentes fatales, lo que significa a su vez, menos vehículos en movimiento y por tanto, menos contaminación ambiental que a la vez reduce la posibilidad de enfermedades respiratorias.

    Por otra parte, a pesar de lo interesante del artículo, hay una posibilidad de que el mismo pueda verse como una paradoja. Ante la gran crisis que arropa al planeta, pensar en que la recesión acarree consigo beneficios reales parecería una ilusión o un pensamiento excesivamente optimista según muchos, más aun si pensamos en las altas tasas de suicidio que se han registrado en los últimos años debido a múltiples razones, como la falta de un empleo que asegure el bienestar a una familia tradicional.

    Si tratamos de pasar por alto las estadísticas actuales de enfermedades mentales, suicidios y crímenes cometidos con el imperante caos como trasfondo, el artículo escrito por Sommer tiene varios puntos novedosos e interesantes a su favor, exponiendo, convincentemente, un argumento que a la vez nos hace preguntarnos a nosotros mismos si en medio de tanta discordia es realmente posible permanecer en calma o seguirle el ritmo al resto del mundo que, según Sommer, es “adicto a la aceleración”. La pregunta es: ¿Somos acelerados porque así lo deseamos o somos seres con tendencia a serlo por los retos de la vida misma?

    Por: Lorraine Martínez

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  6. Freno a la velocidad de la luz

    La velocidad con la que realizamos nuestras tareas diarias se ha visto necesariamente desacelerada por la recesión económica actual. A pesar que las novedades tecnológicas y los medios de comunicación facilitan la constante en la velocidad de nuestros días han surgido movimientos que defienden la lentitud y el disfrute de los placeres de la vida que hemos olvidado con la adicción a la velocidad.

    El principal freno de la velocidad en nuestra época ha surgido con la recesión económica que obligó a muchos a trabajar menos o a quedarse en un sus casas ya que el nivel de desempleo y subempleo es el más bajo desde el 1964. Las recesiones económicas siempre tienen un vacío al que caen muchas personas debido a depresiones y carencias materiales ocasionadas directamente por el desempleo. Sin embargo, la reducción en la velocidad cotidiana ha producido beneficios en la salud física y mental de muchos. Por ejemplo, en Estados Unidos ha habido un incremento en el voluntariado y un 20 por ciento menos de víctimas fatales de accidentes de tránsito. Las personas también optan por utilizar cada vez menos el automóvil, lo que significa menos contaminación automovilística y menos casos de asma.

    La adicción a la velocidad no ha sido una decisión en el estilo de vida occidental. Por ejemplo, la Europa occidental se adaptó a las pérdidas de la segunda Guerra Mundial con mucho dolor pero aliviada del ajetreo que la guerra había producido. Hoy día admiramos el estilo de vida europeo porque se presta para el disfrute de las cosas sencillas de la vida como el paladear de una comida hecha en casa. Los ajustes al estilo de vida acelerado podrían ayudarnos a tantear maneras de ser menos consumistas que aportan a un más alto nivel de calidad de vida.

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  7. A PASO LENTO

    Una vida menos acelerada y más beneficiosa, es el resultado de la recesión económica según el periodista Mark Sommer.

    El periodista y columnista, Mark Sommer, aborda en su escrito, “Todo lo bueno, se hace lentamente”, una perspectiva distinta de los efectos de la recesión y el desempleo en países de occidente. Desde hace mucho tiempo las sociedades de occidente han vivido bajo un constante cambio, cambios que ocurren rápidamente. Últimamente se ha visto el surgimiento de movimientos culturales que intentan desarrollar una vida más lenta, pero beneficiosa para la sociedad. Beneficios que reducen el impacto del ser humano en su ambiente al dedicar más tiempo a aspectos importantes que habían pasado a un segundo plano en la vida de cada individuo. “Para los occidentales adictos a la velocidad son potencialmente enormes los beneficios en materia energética, ambiental y sanitaria que les puede proporcionar un ritmo pausado.”, afirma el autor.
    El desarrollo de una cultura menos acelerada no significa dejar a un lado las nuevas tecnologías, sino utilizarlas como ayuda para la sostenibilidad de este movimiento. “Se trata de encontrar un equilibrio entre rápido y lento, entre movimiento y quietud”, expresa Sommer. No para todos este movimiento representa una real alternativa, pero es un cambio ante el repentino aceleramiento que se ve en las culturas orientales.
    El autor presenta una mirada peculiar pero positiva, ante un panorama de crisis y desesperación para muchos. Resulta siginificativo conocer y tratar como una alternativa el tener un estilo de vida a paso lento.

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  8. Rima Ibrahim
    La lentitud como estrategia para el progreso

    Un estilo de vida más pausado y detenido en todos los sentidos posibles es la consecuencia de la actual recesión económica, plantea Mark Sommer en su columna “Todo lo bueno, se hace lentamente”.
    En su columna, Sommer juega con los temas de la necesidad de lo inmediato y del ritmo lento, que están vinculados con los acontecimientos sociales.
    “Pero la Gran Recesión puede llevar a muchos más estadounidenses y a otros que comparten su cultura a explorar modos de ser y hacer más lentos y menos consumistas”, expresó Sommer en su columna.
    La recesión económica que enfrenta mayormente algunos países occidentales ha llevado a los ciudadanos a tomar medidas para poder seguir el ritmo de vida.
    “Además, durante la actual recesión en Estados Unidos ha habido un buen aumento de participantes en tareas voluntarias, un 40% de incremento en la jardinería hogareña y un 20% de disminución de víctimas fatales de accidentes de tránsito (10.000 menos muertos por año)”, extracción de la columna.
    Estas modificaciones y medidas que toman las personas resultan pisar poco a poco el freno del estilo de vida que lleva esta sociedad apresurada.
    En el caso de Puerto Rico, que su ejemplo a seguir es Estados Unidos, ha experimentado quizás los mismos cambios; personas tomando medidas precavidas respecto a su rutina en la cotidianidad.

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  9. En hora buena la recesión económica

    La crisis provoca un cambio positivo en el estilo de vida de las personas

    Además de aumentar el cultivo de jardines hogareños y los trabajos voluntarios, la actual crisis económica ha evitado que 10,000 personas mueran en accidentes de tránsito.
    Según el coordinador del movimiento Recupere su tiempo, John Garraf, las recesiones económicas provocan una mejora tanto en la salud personal como en la salud pública. Por ejemplo, una reducción de vehículos en movimiento es igual a menos contaminación ambiental y menos casos de asma.
    El movimiento, también conocido como slow, con base en Seattle, propone que los individuos tomen el control de sus vidas para que reduzcan su impacto en el ambiente. La crisis económica ha llevado a las personas a explorar nuevos modos de ser y hacer menos consumista. Se han recuperado costumbres como las de cocinar en casa, cultivar el jardín y conversar.
    En Puerto Rico, muchas personas están optando por tener sus propios huertos caseros para evitar comprar ciertos productos en el supermercado. No obstante Puerto Rico posee una sociedad extremadamente consumista por lo que será más lenta la acogida del movimiento.

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  10. Nayda Bobonis Cabrera
    COPU 4001 Sección #4


    El texto “Todo lo bueno se hace lentamente”, de Mark Sommer, trae a flote la problemática de la vida a gran velocidad, señalando sus dificultades y razones para tomar en consideración un cambio y cómo esto se ha visto reflejado en diversas culturas a través del mundo.
    Con el paso del tiempo se ha visto un cambio en los estilos de vida de las personas tomando en consideración el trabajo, las familias y la tecnología que convive con nosotros. Por esto se han desarrollado diversos movimientos para modificar los distintos estilos, pero adaptándolos a la sociedad. La contradicción mayor es que las culturas más aceleradas buscan un freno y las que nunca se han destacado por esto sorprenden con diversos avances que las llevan a acelerar sus vidas. En los países de occidente continúa la vida a gran velocidad y más aún con ayuda de los avances tecnológicos que surgen a diario. Por otra parte en otras áreas, como en Europa, existen movimientos para controlar esta velocidad y mejorar la calidad de vida de la personas.
    “Todas las cosas que valen la pena hay que hacerlas lentamente”, dijo la actriz del cine mudo Mae West, dando ejemplo de la visión que a tomado mucha gente para sus vidas. Con esta nueva filosofía se pretende tomar un mayor control en la vida, el cual se ha visto afectado por la presión de la sociedad en la que vivimos. Con esta determinación podrían surgir mejoras en las comunidades y países, y se crearía finalmente el equilibrio necesario. La posibilidad de una desaceleración proporcionaría una mayor gama de elementos creados por personas llenas de tranquilidad, además de que nos permitiría disfrutar a plenitud la vida.

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  11. Entre la agitación y la lentitud

    Actualmente todo es aceleración, levantarse temprano, vestir a los niños, llevarlos a la escuela y hacer que lleguen a tiempo para el desayuno, llegar temprano al trabajo, etcétera. Vivir se han vuelto una montaña rusa.

    Mark Sommer en su columna del 15 de febrero, “Todo lo bueno, se hace lento” plantea que los seres humanos, principalmente los estadounidenses, viven envueltos en el “rush” diario. Sin embargo, debido a la recesión económica actual éste patrón ha comenzado a cambiar. Tal como ocurre en Oriente (en países como India y China) en países marcados históricamente por la pobreza, Occidente está tomando un giro hacia una vida más sedentaria y hogareña.

    El alza en el desempleo ha generado que los ciudadanos retomen una vida tranquila, lenta. Esto ha resultado en beneficio para la vida personal como para la social. Los estadounidenses han retomado las tareas del hogar como hacer el jardín y cocinar, incluso como bien expone Sommer, las personas se han vuelto más sociables, pues se ha cultivado el arte de la comunicación. Este fenómeno se ha visto también en Puerto Rico donde el nivel de desempleo ha aumentado y la agitación diaria ha disminuido.

    Si bien es cierto que la desaceleración ha reducido el número de víctimas en accidentes de tránsito y la disminución en el número de autos ha contribuido al mejoramiento del ambiente, también es cierto, que la nueva ola de lentitud, brinda a Oriente y de hecho, a Europa, en un buen momento para ascender la cima de la economía y la cultura, pues Occidente se ha vuelto menos consumista.

    Como se menciona anteriormente, en Puerto Rico está ocurriendo el mismo fenómeno aunque en menor escala. Tal vez sea por eso que el día de San Valentín, “Walgreens” estaba lleno y Plaza Las Américas vacío.

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  12. Abimarlee Martínez Vázquez
    16 de febrero de 2010
    Redacción Periodística 1
    MJ 1:00 - 2:30


    “Slow” ante la vida


    “Todas las cosas que valen la pena, hay que hacerlas lentamente.”
    Carl Honore

    El ritmo acelerado en que se ha ido encaminando la sociedad actual, es la causante del desasosiego que se vive hoy día en la vida de miles de personas que se encuentran encalladas en el desempleo , que a su vez han tenido que optar por permanecer en sus casa.

    Como nuevo estilo de vida se ha estado implementando inconscientemente el dejar al olvido la cultura global dominada por la impaciencia. Por consiguiente prestarle atención y disfrutar de las cosas antes ignoradas , tales como: el explorar su forma de ser , estudiar la sociedad en que se desenvuelven los individuos y hasta el sabor de una comida con gusto casero.
    Debido a estos nuevos estándares; Estados Unidos, Puerto Rico y otros países mas que se encuentra en una época de recensión, están tomando como ejemplo a sus amigos del Oriente en cuanto a su estilo de vida , ya que estos por siglos han se han ocupado por prestarle el gusto a todo lo que hacen para hoy día tener mas ganancias y mayor futuro de lo que su contraparte han labrado..

    Como consecuencia de la recensión el coordinador de el movimiento “Recupere su tiempo" ,John de Graaf, propone que retomemos el control de nuestra vida, alienada por el ritmo acelerado de la sociedad actual, y opina que ello servirá para reducir nuestro propio impacto sobre el ambiente, para mejorar la salud personal y pública y ahorrar dinero.

    Tomando en cuenta la ola desempleo que se ha presenciado durante estos últimos meses en Puerto Rico podemos llegar a una conclusión que esta metodología es necesaria para sobrellevar la carga en que se encuentra la sociedad presente.

    Por consiguiente ha comprobado que un por ciento de aumento del desempleo corresponde a medio punto porcentual de reducción de la tasa de mortalidad.

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  13. Mariola Pagán Hidalgo
    Lo positivo de vivir con ritmo pausado

    Brindando un punto de vista muy distinto a lo acostumbrado, Mark Sommer plantea, en su artículo “Todo lo bueno se hace lentamente”, que el desempleo ayuda a desacelerar el ritmo diario de las personas, lo que aumenta su calidad de vida. La sociedad se ha acostumbrado a vivir de manera muy acelerada, lo que suele ser sinónimo de falta de tiempo, estrés constante y cansancio. Sin embargo, durante la actual recesión, han incrementado actividades de gran beneficio, tanto al ser humano como al medio ambiente.

    Este estilo de vida es un gran impacto a las sociedades occidentales, que habían dejado de promover actividades hogareñas como la jardinería y la agricultura sostenible. Como resultado del movimiento “slow”, la contaminación ambiental ha disminuido, al igual que un 20% en la cantidad de víctimas de accidentes de tráfico.

    El tiempo se ha vuelto en dinero y a través de los años se ha fomentado la idea de que, de no ser explotado a su máxima capacidad, no habrá progreso ni mejoría económica. No obstante, tomar las cosas con más lentitud no tiene que estar directamente vinculado con el estancamiento. Este cambio sugiere que los avances tecnológicos sean utilizados de manera inteligente, permitiendo que las personas puedan disfrutar de las cosas del diario sin el apuro agobiante con el que muchos viven.

    En fin, Sommer presenta la vida más lenta como una utopía alcanzable y como “una oportunidad para bajar el ritmo y saborear cosas que se han perdido durante generaciones de febril actividad.”

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  14. El estancamiento que lleva al desarrollo
    Las sociedades adictas a la prisa, la velocidad y la aceleración se encuentran atascadas en una recesión económica que las está llevando a transformar sus vidas tomando en cuenta algunas cosas que anteriormente consideraban secundarias. Actualmente un gran porcentaje de la sociedad se encuentra desempleado por un estancamiento en la economía mundial y muchos pensarían, que esto estaría desembocando posteriormente en resultados negativos en la sociedad más, sin embargo, es todo lo contrario.
    La actual recesión económica ha llevado a los ciudadanos a realizar actividades que antes se pasaban por alto para de esta manera poder tener un ritmo de vida. “Las estrecheces que provocan las crisis económicas, durante ellas se registran mejoras tanto en la salud personal como en la pública”, afirma el autor del movimiento “Recupere su tiempo”, John de Graaf. En estos momentos la sociedad se encuentra menos acelerada tanto así que cocinar en casa, cuidar los jardines y desarrollar el arte de hablar, “están volviendo a ganar popularidad”. En un momento crítico, como en el que la sociedad se ecuentra inmersa, según el periodista Mark Sommer, es importante saber que la “desaceleración es una oportunidad para bajar el ritmo y saborear cosas que se han perdido durante generaciones de febril actividad.”
    Estos datos alentadores dan lugar a una mirada positiva del estancamiento ya que promete ser un cambio importante en los pensamientos de la sociedad.

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  15. Yarimar Marrero Rodríguez
    16 de febrero de 2010

    Las ventajas inmediatas de vivir más lento

    El vivir más lento es la propuesta de varios movimientos contempéranos que en medio de la aceleración en la que estamos acostumbrados a desenvolvernos aseguran que la quietud genera grandes beneficios psicológicos y biológicos en los seres humanos.

    Dándole sentido al refrán “al mal tiempo buena cara”, en medio la recesión actual que enfrenta Estados Unidos, sobresalen beneficios colaterales en el ámbito individual y colectivo de la nación. Según Mark Sommer en su artículo “Todo lo bueno, se hace lentamente”, pese al 10 % de desempleo y el 7% de subempleo que se registra en las estadísticas norteamericanas, se han registrado menos movilización de vehículos en las carreteras lo que ha ayudado a las personas que padecen de asma. De igual forma, esto ayuda en la disminución de la contaminación del país y a que se reporten menos accidentes de tránsito. Por otro lado ha aumentado la labor voluntaria y las personas practican tareas pasivas en sus casas como lo es la jardinería.

    Como si de un nuevo resurgir de los años 60 se tratara, varios movimientos como “Recupere su tiempo", y “Comida lenta” defienden la necesidad de un cambio, proponiendo que el disfrutar pasivamente de las cosas cotidianas son un buen ejercicio para recuperar el control de nuestras vidas. Con esta práctica se fomenta una cultura de menos consumo, más conciencia ecológica, y se recuperan las relaciones interpersonales, siendo esto beneficioso para la salud física y emocional. Es tiempo de emular a los países que nos llevan años de adelanto en el dominio de la lentitud saludable y redescubrir el disfrute que nos brinda lo simple y cotidiano de la vida.

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  16. Marina Izquierdo
    International Press Services (IPS).

    ”A mal tiempo, sorprendentes beneficios”

    El 15 de febrero de 2010, Mark Sommer publicó un artículo llamado: “Todo lo bueno, se hace lentamente”; en el mismo, Sommer expone los puntos positivos de llevar una vida más pausada y ofrece un trasfondo sobre los movimientos a favor de “la lentitud”, consientes de la necesidad de un cambio en el ritmo de vida.


    Tal parece que los forzados cambios en la vida cotidiana, producto de la recesión económica, han transformado significativa y positivamente la vida de todos aquellos que vivían con el “acelerador a fondo”.


    Según Sommer, existen estadísticas que demuestran ciertos beneficios que se obtienen de la vida pausada. Su artículo expone que durante la actual recesión en Estados Unidos ha habido un buen aumento de participantes en tareas voluntarias y un 40% de incremento en la jardinería hogareña.Cocinar en la propia casa, cuidar el jardín y el casi olvidado arte de la conversación son sucesos que están floreciendo nuevamente.


    Ha habido una reducción de 20% en los accidentes fatales, lo que significa a su vez, menos vehículos en movimiento dígase, menos contaminación ambiental que a la vez reduce la posibilidad de enfermedades respiratorias.


    Por otro lado -aunque el Slow Movement data de los años 80 con Carlo Petrini- actualmente existen movimientos como “Recupere su Tiempo” que propone retomar el control de la vida alineando el ritmo acelerado de la sociedad actual. Según John Graaf, coordinador de la organización: “no obstante las estrecheces que provocan las crisis económicas, durante ellas se registran mejoras tanto en la salud personal como en la pública.”



    En Puerto Rico, podríamos asumir que la maltrecha situación económica de la clase trabajadora del país se está tornando de color negro a “gris”. La tasa de participación laboral baja a creado un ocio constructivo. El desanimo y la tristeza poco a poco se ha transformado en creatividad. Se ha reportado un incremento en la agricultura propia o digamos personal y un nuevo estilo de vida, resaltando las prioridades económicas ante cualquier otra cosa.


    El consumerismo desenfrenado visiblemente a mermado. Aunque sus razgos ya sean culturales aún se perciben de vez en cuando. O mejor dicho…de fiesta en fiesta.


    Ciertamente y guiados por lo expuesto en el artículo de Mark Sommer, la vida pausada o dígase lenta ha traído beneficios. tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico. En este caso, sería propio meditar… en el lejano momento en el cual se retome el timón económico…las prioridades sociales, y culturales; ¿Serán las mismas?

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  17. Jose E. Santiago

    "No hay mal que por bien no venga"

    Ventajas para sacar en medio de la crisis según Mark Sommer


    En su artículo "Todo lo bueno se hace lentamente" Mark Sommer expone como la crisis actual esta contribuyendo a desacelerar el ritmo de vida que lleva el mundo de occidente y que las culturas mas antiguas comienzan a adoptar.

    Sommer expone que por ejemplo el desempleo y los intentos por frenar el alto consumo de los establecimientos de comida rápida ayudan a que la humanidad reconsidere la velocidad en la que vive para tomarse tiempo en "saborear lentamente los placeres simples de la vida." Placeres que suman desde la cocina hasta la jardinería.

    Al proponernos varias ideas interesantes hace mención del movimiento iniciado en Seattle, con el nombre de 'Recupere su tiempo', que va enfocado en buscar estilos de vida menos ajorados que consecuentemente, según su filosofía, llegará a mejorar la calidad ambiental y de vida sin olvidar el alivio económico que puede provocar.

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  18. Ivonne
    "La clave para el progreso: la vuelta atrás"

    Las condiciones de vida que actualmente se observan como un estanque social debido a la recesión económica que sufre Estados Unidos y el mundo Occidental podrían ser el secreto inexplorado para un progreso colectivo consciente y responsable en la sociedad. Así lo expresa Mark Sommer en su artículo “Todo lo bueno se hace lentamente”, haciendo un análisis de las consecuencias positivas a raíz de este obligado freno en el acelerado ritmo de vida y la siempre dinámica cultura de muchos.

    El uso de la palabra lentamente no requiere la ausencia completa de usos y artefactos tecnologicos, pero más bien una mayor eficacia en cuanto al empleo de los mismos teniendo en cuenta resultados a largo plazo. Reordenando de una manera u otra las prioridades de cada individuo hacia un enfoque más conservador, llevadero, y menos consumista.

    Sommer señala el lado positivo de esta “vuelta atrás” con referencias a pasados movimientos impulsados en detener la creciente velocidad del desarrollo tecnológico y el apoderamiento del capitalismo en países europeos y hasta en estados de la nación norteamericana. Entre estos se destacan los movimientos “slow food” liderado por el italiano Carlos Petrini en contra de los establecimientos McDonald’s en los años ochenta, y “Recupere su tiempo” por John de Graaf en Seattle. Luego de décadas adictos a la velocidad de la luz, ha sido nuestro progreso desenfrenado y precipitado lo que nos ha dejado buscando nuevas alternativas de sobrevivencia como el incremento de la jardinería en el hogar, remedios caseros y la sustitución del automóvil por medios mas costo-eficientes que a su vez presentan una ventaja para el ambiente, según Sommer.

    Las estadísticas demuestran que durante momentos de crisis financiera se han reportado las expectativas de vida más altas, como sucedió durante la Gran Depresion de 1930, y una notable mejora en la salud personal y pública. Aplicando estos conocimientos y la creciente preocupación por un futuro sostenible, se pueden elegir nuevos patrones de desarrollo hacia una vida más pausada. En Estados Unidos y Puerto Rico se puede tomar la crisis económica para impulsar este nuevo enfoque destinado a la agricultura, la artesanía y el recreo colectivo más allá de los centro comerciales o aparatos electrónicos.

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  19. Yarimar Marrero Rodríguez
    19 de febrero de 2010

    Las ventajas inmediatas de vivir más lento

    El vivir más lento es la propuesta de varios movimientos contemporáneos que en medio de la aceleración en la que estamos acostumbrados a desenvolvernos aseguran que la calma a la hora de hacer las labores cotidianas genera grandes beneficios psicológicos y biológicos en los seres humanos.

    Dándole sentido al refrán “al mal tiempo buena cara”, en medio la recesión actual que enfrenta Estados Unidos, sobresalen beneficios colaterales en el ámbito individual y colectivo de la nación. Según Mark Sommer en su artículo “Todo lo bueno, se hace lentamente”, pese al 10 % de desempleo y el 7% de subempleo que se registra en las estadísticas norteamericanas, se han contabilizado menos movilización de vehículos en las carreteras lo que ha ayudado a las personas que padecen de asma. De igual forma, esto ayuda en la disminución de la contaminación del país y a que se reporten menos accidentes de tránsito. Por otro lado y gracias a que gran parte de la población ha sido obligada a permanecer en sus hogares se puede ver un aumento en las labores voluntarias y en las practicas creativas y pasivas.

    Como si de un nuevo resurgir de los años 60 se tratara, varios movimientos como “Recupere su tiempo", y “Comida lenta” defienden la necesidad de un cambio, proponiendo que el disfrutar pasivamente de las cosas cotidianas son un buen ejercicio para recuperar el control de nuestras vidas. Con esta práctica se fomenta una cultura de menos consumo, más conciencia ecológica, y se recuperan las relaciones interpersonales, siendo esto beneficioso para la salud física y emocional. Es tiempo de emular a los países que nos llevan años de adelanto en el dominio de la lentitud saludable e incorporar a nuestra cultura el disfrute que se encuentra cuando se vive “ sin prisa y con clama”.

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  20. Lasagna contra Happy Meal

    Por: Maria A. Castillo

    La comida rápida o “Fast food” ha sido uno de los factores que aportan al aceleramiento escalonado de la vida cotidiana. Ya no es necesario abrir una linda botellita de cristal para tomar un refresco sino que una maquina se lo sirve. Tampoco se tiene que preocupar por lavar los platos sino que simplemente puede disponer del cartón donde vino su comida. Tampoco hay que preocuparse por servir la mesa, sino que se puede comer su comida de camino a su casa. ¿Y como puede preparar esta deliciosamente sintética cena? Simplemente, pase por la próxima ventanilla.

    Vivimos tiempos de tráfico acelerado en el que mayormente la tecnología ha impulsado la rapidez de la vida. Sin embargo, han surgido movimientos para balancear esta inevitable aceleración. Según el periodista Marc Sommer en su columna “Todo lo bueno se hace lento”, el movimiento “slow food” apareció en los años 80 como protesta al establecimiento de un McDonald’s cerca de las escalinatas de la Piazza Spagna en Roma. El movimiento promueve la lenta confección de la comida que a su vez apoya una agricultura mas desarrollada, una mejor cría de animales y un mayor disfrute de los sabores. Sommer destaca el movimiento “slow food” como el precursor de otros movimientos lentos alrededor del mundo.

    “Slow food” es un llamado a los placeres que se han perdido con la llegada de la “Fast Life” en nombre de la productividad. Actualmente existen asociaciones, como Slow Food International®, que se dedican a educar sobre la importancia de las gastronomías locales, la buena nutrición, los sabores, sus orígenes y las consecuencias que tienen nuestras costumbres alimenticias sobre el ecosistema.

    Slow Food International tiene un capitulo en Puerto Rico dirigido por Augusto Schreiner, Awilda Plá, Wanda Pantojas, Cira Infante y Yaira Solís, cuyo propósito es preservar las tradiciones del buen paladar puertorriqueño, apoyar una agricultura autosustentable, así como recuperar las viejas recetas de nuestra gastronomía. Vale reconocer la elaboración de diversos huertos que surgieron como proyectos comunitarios en la zona metropolitana cuyos alimentos son vendidos a diferentes restaurantes del área.

    El movimiento Slow Food no es solo una manera de recuperar el placer olvidado en el “Fast life” sino que introduce un nuevo estilo de vida mas pleno que contrarresta los elementos artificiales de nuestra vida. No olvide que los sabores trascienden tiempos y espacios perdidos en nuestra rapidez cotidiana.

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  22. 
La lentitud como estrategia para el progreso 


    Hoy día el tiempo rige toda actividad humana y la necesidad de lo inmediato se inculca en todo, pero con impactos sociales como una recesión económica, se invierten las fichas del tablero cambiando el paso de las cosas.

    Un estilo de vida más pausado y detenido en todos los sentidos posibles es la consecuencia de la actual recesión económica, argumenta Mark Sommer en su columna “Todo lo bueno, se hace lentamente”.

    
“Pero la Gran Recesión puede llevar a muchos más estadounidenses y a otros que comparten su cultura a explorar modos de ser y hacer más lentos y menos consumistas”, expresó Sommer en su columna. 
Por ejemplo, en otro países que han sufrido problemas sociales, como “China e India, largamente atrapadas en la pobreza y el atraso tecnológico, se ponen en marcha y barren siglos de lenta vida aldeana con un frenético desarrollo industrial” extracción de la columna.

    La recesión económica, siendo un impacto social, que enfrenta mayormente algunos países occidentales ha llevado a los ciudadanos a tomar medidas para poder seguir el ritmo de vida.

    
“Además, durante la actual recesión en Estados Unidos ha habido un buen aumento de participantes en tareas voluntarias, un 40% de incremento en la jardinería hogareña y un 20% de disminución de víctimas fatales de accidentes de tránsito (10.000 menos muertos por año)”, extracción de la columna. 


    En el caso de Puerto Rico, que los conglomerados del capitalismo están por donde quier, ha experimentado quizás los mismos cambios; personas tomando medidas precavidas respecto a su rutina en la cotidianidad.

    Estas modificaciones y medidas que toman las personas resultan pisar poco a poco el freno del estilo de vida que lleva esta sociedad apresurada y le abren la puerta a visiones innovadoras y a cambios sociales como se ha visto a través de la historia de la humanidad.

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  23. A paso lento

    
Una vida menos acelerada y más beneficiosa, es el resultado de la recesión económica según Mark Sommer.



    El periodista y columnista estadounidense, Mark Sommer, aborda en su artículo “Todo lo bueno, se hace lentamente”, publicado por International Press Services (IPS), una perspectiva distinta y positiva sobre los efectos de la recesión y el desempleo en países de occidente.

    Desde hace mucho tiempo las sociedades de occidente han vivido bajo un constante cambio, cambios que ocurren rápidamente. Últimamente se ha visto el surgimiento de movimientos culturales que intentan poner un freno a esa rapidez, y así desarrollar una vida más lenta, pero beneficiosa para la sociedad. Beneficios que reducen el impacto del ser humano en su ambiente y en su entorno al dedicar más tiempo a aspectos importantes que habían pasado a un segundo plano en la vida de cada individuo. “Para los occidentales adictos a la velocidad son potencialmente enormes los beneficios en materia energética, ambiental y sanitaria que les puede proporcionar un ritmo pausado.”, afirma el autor. 

    El desarrollo de una cultura menos acelerada no significa dejar a un lado las nuevas tecnologías, sino utilizarlas como ayuda para la sostenibilidad de este movimiento. “Se trata de encontrar un equilibrio entre rápido y lento, entre movimiento y quietud”, expresa Sommer. No para todos este movimiento representa una real alternativa, pero, según el autor, es una propuesta de posible cambio ante el repentino aceleramiento que está surgiendo en las culturas orientales. Presenta la crisis económica como una oportunidad de desarrollar una cultura menos consumista y precavida al ir a paso lento.

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  24. Bajando las revoluciones

    El fenómeno de que cada vez más personas bajen revoluciones y hagan ajustes en su frenético estilo de vida, está subiendo como la espuma, gracias a un movimiento que promueve la lentitud, para dar paso a todas las pequeñas cosas que quedaron aplastadas por ese torbellino llamado modernización.

    Todo apunta a que a mayor aceleración, mayor estancamiento. Y eso es precisamente, lo que durante décadas se ha observado en los países altamente desarrollados. Lo que podría parecer hasta una contradicción, a juicio del columnista estadounidense, Mark Sommer, no es otra cosa que un mundo perplejo ante tanta tecnología pasando por alto los detalles de la vida cotidiana. La rapidez con la que se quiere hacer todo impide drásticamente el disfrute de muchas de las actividades que anteriormente eran realizadas a plenitud.

    En su texto Todo lo bueno, se hace lentamente, se observa claramente el contraste entre las culturas orientales y occidentales a través de los años. Resulta impresionante cómo estudios demuestran que en tiempos de crisis económica y estancamiento global, se registran los índices más altos de ciudadanos realizando labores voluntarias, dedicándole más tiempo al arreglar el jardín y a cocinar en la casa. Incluso, la tasa de mortandad disminuye, así como disminuyen los accidentes de tránsito, los casos de contaminación ambiental y hasta los casos de asma. Por lo tanto, el llamado movimiento slow busca desencadenar una vida menos agitada e influenciada por la industrialización generando el retorno a lo básico, de manera casi automática en medio de una sociedad catalogada de impersonal y desentendida.

    Alrededor del mundo ocurre, pero en Puerto Rico no parece sentirse el efecto de la lentitud. Todo lo contrario, a mayor crisis económica, parece aumentar el número de personas viviendo agitadamente y comercializando hasta la más mínima actividad. Sería materia de algún nuevo estudio el complejo estilo de vida del puertorriqueño ante los altibajos y las crisis a nivel mundial.

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